Washington, DC / centro de refugiados / tarde.
Habia estado vacilando a los guardias parte de la mañana y tambien de la tarde, no es que no quisiera ponerme a trabajar, por supuesto que si, pero es que un profesional como yo tiene que tantear la zona antes de hacer cualquier movimiento en el trabajo, no vaya a no gustarle a mis nuevos pacientes mi manera de trabajar por no estar concentrado.
Por suerte según mi horario hoy dejaba de trabajar, aunque para mi hoy había librado desde que me desperté, a una hora lo suficientemente buena para poder contemplar el anochecer, lo poco que llevábamos aquí me había hecho amigo de uno de los guardias, Matt Dos le llamaba, ya que su nombre era ruso o por ahí y encima tenía nombre de chica. Al conseguir esa tan bonita amistad que ya podría ser envidiada por Tod y Toby le pedí un pequeño favor, que llevara a Natasha a una hora determinada a la azotea del edificio y que esperara por mi, tenía una pequeña sorpresa para ella, sabía que no era un atarceder pero dudo que podamos ver algo tan precioso como eso desde aquí debido a la contaminación luminica.
Subi al poco de la hora que le había mandado a mi tocayo que mandara a Natasha, llegué con un mantel de cuadros y unos taperwers con comida y los dejé en el suelo fijándome que ella estaba apoyada en el murito mirando hacía el cielo, aún no había empezado a anochecer pero por mis cálculos quedaría poco, cuando dejé las cosas me puse a un lado suyo y miré pero hacía abajo, la ciudad estaba completamente deshabitada y podías escuchar perfectamete algún gemido de zombie, genial para acompañar, me venía bien ya que había estado preguntando si había algún grupo de mariachi pero nadie se había parado a responderme.
Y ahora es cuando perdía completamente quien era, en la vida me había pasado, solo cuando estaba a su lado... me acobardaba, no actuaba como yo era y me hacía trabarme, mi corazón iba a mil por hora, sentía un nudo en mi garganta y parecía que estaba flotando, como goku, pero sin la nube. Lo llame la bacteria Natasha. Suena feo, pero me había paralizado el cuerpo por completo, sobretodo el corazón.
La miré con una pequeña sonrisa después de un momento de intentar pensar algo original, raro en mi ya que eso nunca me había hecho falta.
- Ese de ahí abajo deberían detenerlo por nudismo, que poca verguenza, caminando desnudo por la calle.- comenté señalando con la cabeza a un zombie que había a lo lejos sin apenas nada de ropa encima.
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