A medida que avanzaban por la nueva callejuela notó que el hedor se hacía mucho más intenso, supuso que no sólo debido a las paredes húmedas y llenas de moho del canal que estaba junto al río, sino por las manchas que había en el suelo, probablemente viejos restos de los tratos entre demonios que antes le había mencionado a Magnus.
— O un nuevo mueble para las cacerolas. Seguro que Bridget te lo agradecería.
Ladeó una sonrisa tras ese comentario alzando la vista hacia Magnus, pero cuando notó que el gesto en el rostro de éste cambiaba y escuchó que mencionaba su nombre con aquel tono de voz tan serio, frunció el ceño confundido y desvió la mirada hacia el lugar que observaba el brujo, justo debajo del viaducto. Sintió que el corazón le daba un vuelco; había una figura oculta entre las sombras justo al lado de una de las columnas que soportaban el peso de la estructura. Una figura que no era humana y que reconoció a la perfección. Nunca olvidaría aquel cuerpo azulado y lleno de escamas, el morro plano que recordaba al de una serpiente, la larga cola amarillenta terminada en un aguijón. Aquel era sin ninguna duda el demonio con el que se había encontrado 5 años atrás al abrir la Pyxis de su padre, el demonio que le había maldito y que, a causa de ello, había acabado con la vida de su hermana mayor. Will tragó saliva volviendo a la realidad y se dio cuenta de que la garganta se le había secado por completo. Su respiración era agitada, todos los músculos se le habían tensado y parecía que ninguna parte de su cuerpo tenía la más mínima intención de moverse debido al shock. A excepción, eso sí, del corazón, que lo sentía bombeando violentamente contra su pecho.
Avanzó unos pasos torpemente en dirección hacia el lugar donde se encontraba el demonio olvidando que Magnus estaba aún a su lado, ignorando cualquier otra cosa que hubiese alrededor; una parte dentro suyo quería abalanzarse sobre él y golpearle, golpearle hasta que toda la rabia y el dolor y el vacío que le consumían por dentro desapareciese, hasta que pagase por todo lo que había tenido que sacrificar durante los últimos 5 años, por toda la gente a la que había tenido que apartar de su vida, por Ella. Pero su parte más sensata, aquella que siempre estaba ahí pero que rara vez mostraba, le advertía que nada de eso cambiaría por mucho que descargara su frustación en él. Tendría que comportarse civilizadamente para no espantarle y así tener alguna posibilidad de llegar a un acuerdo con el demonio, de lo contrario, se vería obligado a pasar el resto de su vida de la misma manera que lo había hecho hasta ahora. Y Will ya estaba agotado de pretender ser una persona que no era realmente. Se detuvo a escasos centímetros del demonio, quien le daba la espalda y estaba ocupado en algo que sostenía en las manos, y se quedó en silencio mirándole fijamente y alerta. Sabía que más temprano que tarde repararía en su presencia.
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