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Will Herondale ([info]burningstar) wrote in [info]londoninstitute,
@ 2013-02-10 01:33:00


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PERSONAJES: Will Herondale y Jem Carstairs.
CUÁNDO: Después de que Will estuviese todo un día desaparecido y Jem y Tessa le pidiesen una explicación.
LUGAR: El Instituto, en el cuarto de Jem.

Durante el tiempo que hacía desde que Will conocía a Tessa, ésta había utilizado varios denominantes muy poco agradables para describirle, tanto a él como a su actitud grosera. Aquello nunca le había afectado más de lo normal; después de todo, era él quien fomentaba ese hecho a propósito dado que tenía que seguir con su teatro de mala conducta para que su maldición no afectase a nadie, y por consiguiente, tampoco a ella —la chica a la que amaba. Pero esa noche hubo algo distinto.

Tessa le había dicho que le odiaba.

Tan sólo esas dos palabras consiguieron atravesar su hasta ahora impenetrable muro de indiferencia que se había esforzado en construir durante los últimos cinco años, y fueron suficientes para dejarle sin saber qué contestar frente a la mirada desafiante que le dedicaba Tessa. Resultaba un poco irónico que le hubiese dejado sin palabras a él, que siempre tenía una respuesta para todo. Tras esto, había abandonado el salón donde ambos estuvieron discutiendo acerca de Jem hacía escasos minutos, después de que éste se disculpara un momento para ir a su cuarto. Como se demoraba más de la cuenta, Will quería comprobar que estuviese bien pero sin permitir que Tessa le acompañara cuando ella se ofreció. No le agradaba el hecho de que, en caso de que su parabatai se encontrase mal, ella le viera en aquel estado; no era nada personal, simplemente prefería que el tratamiento de su enfermedad quedase entre ellos dos. Will acostumbraba a ser quien se encargase de Jem cuando estaba en sus peores días, no porque Charlotte se lo ordenase, sino porque quería ser él quien estuviese junto a su amigo en esos delicados momentos, y aunque tal vez aquella noche no fuese uno de ellos, sabía que Jem le agradecería el que pudiera evitar que Tessa le viese de aquella manera. Tal y como imaginó que pasaría al oponerse a su ofrecimiento, aquello había agravado aún más el enfado de la muchacha..

Mientras caminaba por el oscuro pasillo del Instituto tratando de ignorar el nudo que le aprisionaba la garganta, se preguntó si Tessa habría dicho aquello simplemente porque estaba molesta con él o si, por el contrario, era verdad que le odiaba. Will no la habría culpado si eso último fuese cierto; en varias ocasiones se había puesto en la piel de las personas de las que se burlaba, insultaba, y trataba con desprecio, y era cierto que la mayoría de las veces no eran la mitad de crueles con él de lo que Will lo era con ellos. Pero aunque pudiera ponerse en la tesitura de Tessa, eso no quitaba el hecho de que le había lastimado más de lo que pudiese imaginar con aquellas palabras. Se preguntó también si, en caso de fuera cierto, sería capaz de aguantar el verla todos los días en el Instituto siendo consciente de su odio hacia él, sabiendo que la persona que amaba sólo sentía repulsión hacia su persona, y aunque eso fuese lo más sensato y lo que la mantendría a salvo dada su situación, no podía evitar cuestionarse si eso era lo que él realmente deseaba. Sacudió la cabeza como si con aquel gesto todos esos pensamientos fueran a desvanecerse de su mente y se detuvo ante la puerta de la habitación de Jem, llamando tres veces con los nudillos en la madera.

— James, ¿va todo bien? — Su voz sonó clara y firme pese a que el nudo de su garganta aún permanecía ahí, pero al no recibir respuesta alguna por parte de su parabatai toda esa supuesta calma desapareció por completo. Giró el frío pomo de metal y sintió que el alma se le caía a los pies cuando entró y vio a Jem tumbado en el suelo de espaldas a él, hecho un ovillo junto a su cama y tan sólo iluminado por un pequeño halo de luz que provenía de la ventana. Will se arrodilló rápidamente a su lado y le dio la vuelta con cuidado, esperando encontrarse con que tenía los ojos en blanco o un hilillo de sangre saliendo de su boca como otra veces, pero su amigo simplemente tenía los ojos cerrados como si estuviese sumido en un profundo sueño.

Will se habría temido lo peor de no ser porque el pecho de Jem subía y bajaba lentamente pero de manera constante. Le pasó una mano por debajo de la espalda incorporándole levemente contra sí y le apartó los cabellos del rostro, comprobando que la temperatura de su piel era bastante elevada y que estaba sudando.

— Jem... — Tan pronto como mencionó su nombre se dio cuenta de que la voz se le había quebrado ligeramente, y comprendió que era debido al sentimiento de culpa que le oprimía el pecho. Si no hubiese desaparecido del Instituto durante tantas horas haciendo que su amigo se preocupara más de lo que debía, ahora no estaría así. — Jem, por favor, despierta.


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[info]steadyflame
2013-02-16 11:29 am UTC (link)
Jem no solía preocuparse demasiado cuando su mejor amigo decidía salir de noche a frecuentar clubes de juego, bares, o incluso intimar con mujeres de dudosa reputación. Tampoco le pedía explicación alguna de por qué lo hacía ni de por qué había noches en las que sólo se dedicaba a caminar por las calles de Londres hasta que amaneciese, como había averiguado una vez que decidió seguirle. Si Will quisiera que lo supiese se lo habría contado él mismo, así que Jem prefería dejarlo estar ya que sabía que su parabatai no era del tipo de persona a la que le gustaba hablar sobre su vida.

Pero aquella noche había sido diferente: no solo había conseguido preocuparle a él por haber estado un día entero sin dar señales de vida, sino que también había conseguido preocupar a Tessa. y como si aquello hubiese sido poco, encima se había jactado de ello. Muy típico de Will, sí, pero en aquel instante le molestó más de lo que le había molestado nunca. Jem se preguntó si el motivo era porque Tessa se había mostrado bastante disgustada, porque lo menos que él quería era verla triste. No tuvo ocasión a poder mediar entre ambos porque de repente se había sentido bastante mareado y sin fuerzas, algo que no le resultaba extraño debido a su condición, pero a la vez había algo diferente.

Estaba teniendo "uno de sus días", como Charlotte solía suavizar para referirse a los momentos en los que su enfermedad estaba peor.

Sin mirar realmente a Will ni a Tessa se disculpó para ausentarse a su habitación un momento, pensaba Jem, lo justo para tomar una pequeña dosis de yin fen y con suerte poder estar de vuelta para la cena. Aunque no fue eso lo que les dijo a ellos, obviamente. Salió de la sala y avanzó por el largo pasillo con ritmo apresurado, sintiendo como con cada latido de su corazón le costaba más dar el siguiente paso.

Sólo tuvo tiempo de girar el picaporte de la puerta para entrar y volver a cerrarla trás él porque luego cayó al suelo incapaz de mantenerse en pie, con su cuerpo retorciéndose por la punzada que sentía en el pecho, y notando como comenzaba a arderle, no sólo eso sino toda su piel. No fue consciente de cuánto tiempo pasó, ni siquiera sabía si se había desmayado o si seguía despierto, pero en ese momento escuchó una voz familiar y tranquilizadora, y aunque la sentía lejana casi como un eco, la reconoció a la perfección. Era la voz de Will.

Como si aquello fuese un estimulante para su cuerpo, pudo sacar fuerzas para abrir los ojos, lentamente y parpadeando varias veces, para comprobar que efectivamente su parabatai estaba junto a él sujetándole y observándole con preocupación.

– William – Puso la mano sobre la de su amigo y le observó con ojos entrecerrados, todavía se sentía sin fuerzas y la prueba de ello fue que mencionó aquel nombre en un susurro – William... El... Necesito... – Y fue todo lo que consiguió decir a pesar de sus esfuerzos por construir una frase completa, sus pulmones no parecían dispuestos a cooperar para sacar más aire y la cabeza le daba tantas vueltas que prefirió volver a cerrar los ojos.

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[info]burningstar
2013-02-19 02:52 pm UTC (link)
Will respiró un poco más aliviado cuando vio que Jem abría por fin los ojos e incluso pronunciaba algunas palabras. No hacía falta prestar demasiada atención a sus intentos fallidos de formar una frase completa para saber que se encontraba sin fuerzas. Will lo había sabido desde el mismo momento en el que había entrado en la habitación, desgraciadamente, no era la primera vez que le veía en ese estado ya que aquello era un síntoma habitual en la enfermedad de su amigo. Supuso que aún no había tomado la dosis de yin fen y al dirigir la mirada hacia la mesilla donde Jem la guardaba, comprobó que efectivamente se había derrumbado en el suelo antes de que le diese tiempo a hacerlo.

Se incorporó un poco para colocar mejor a Jem y así poder subirlo hasta la cama, lo tendió boca arriba sobre ella y colocó su cabeza con cuidado en la almohada. Observó durante un instante el rostro pálido del chico; en días normales, la tez de Jem también era más blanca que la suya, pero en momentos como el de esa noche se notaba perfectamente que su enfermedad estaba haciendo mella en él: la sudorosa frente, el círculo oscuro que se le formaba bajo los ojos, la falta de color en sus labios... Will siempre se preguntaba si realmente era cierto eso de que no existía una cura para su amigo; había cesado en sus enfuerzos de tratar de encontrarla cuando el mismo Jem se lo pidió, pero, ¿y si no fuera una cura en sí? ¿Y si encontrara al demonio que hizo eso? Él conocería alguna manera de detenerlo que ellos como nefilim no llegaban a descubrir. Con la misma rapidez que aquellos pensamientos esperanzadores aparecían, también se esfumaban cuando la realidad le hacía ser consciente de un dato importante. Si no era capaz ni de dar con el demonio que le había maldecido a él –y que se suponía que seguía en Gran Bretaña– cómo iba a arreglárselas para encontrar a uno de Shangai.

Will contuvo un suspiro frunciendo los labios molesto por la impotencia que sentía, y se dirigió hasta la mesita para coger la caja que contenía la droga para su parabatai. La abrió y sacó una dosis para luego volver hasta la cama sentándose al lado de Jem, y le sujetó la cabeza con cuidado para ayudarle a ingerir el yin fen.

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[info]steadyflame
2013-03-08 02:33 pm UTC (link)
Jem supo que probablemente se habría desmayado de nuevo cuando al volver a abrir los ojos vio que estaba tumbado sobre la cama. Giró despacio la cabeza y encontró a Will sacando algo de yin fen de la caja y quiso incorporarse un poco para facilitarle el trabajo a su amigo, pero le fue imposible. Dejó reposar la cabeza de nuevo en la almohada soltando un leve suspiro y concentró la vista en el techo, en un intento de ignorar aquella incómoda sensación de que la habitación daba vueltas alrededor suyo. Se sentía exhausto, como después de alguna de las tantas veces que combatía demonios con Will, solo que en esta ocasión ni siquiera había salido del Instituto. Le dolían los músculos, notaba las gotas de sudor frío resbalando por su piel en contraste con el incesante ardor de esta, y un dolor agudo le oprimía el pecho dificultando su respiración.

Sin embargo, Jem estaba acostumbrado a lidiar con eso, así que se limitó a cerrar los ojos tratando de relajar su respiración. Parecía que finalmente no era una de sus peores noches (como había temido en un principio), aquellas en las que sentía como si algo le quemara por dentro y no en el sentido metafórico sino literal, un gran fuego que le abrasaba los órganos y le ocasionaba un dolor tan enorme que le hacía perder el conocimiento hasta el punto de no recordar nada cuando despertaba, normalmente, a la mañana siguiente. Por suerte y para su alivio, Su parabatai siempre estaba ahí cada vez que eso sucedía. Will, quien pasaba innumerables horas a su lado asegurandose de que estaba bien mientras él dormía, que soportaba sus peores días, sus gritos, sus lamentos en otro idioma, quien compraba con su propio dinero la droga que le mantenía vivo y le mataba lentamente a partes iguales. Jem era consciente de que si no hubiese sido por él probablemente ya habría muerto hace mucho.

En ese momento notó que Will se acercaba y sostenía con cuidado su cabeza para ayudarle con el yin fen, así que poniendo de su parte la inclinó un poco hacia delante para finalmente tomar la medicina. Se recostó de nuevo e inspiró hondo, el efecto del yin fen siempre era el mismo: primero un intenso picor que le bajaba por la tráquea e inundaba sus pulmones, luego el alivio lento pero eficaz que iba sintiendo en cada uno de sus músculos y articulaciones, y finalmente el agonizante ardor desaparecía por completo de su cuerpo, volviendo a su temperatura normal. Abrió los ojos parpadeando varias veces para enfocar la visión y encontró la atenta mirada de Will clavada en él, aunque esta vez había algo en sus ojos azules que iba más allá de la simple preocupación.

– Espero que esto te sirva de escarmiento. – Bromeó Jem tratando de soltar una risita pero lo único que consiguió emitir fue una débil tos. Miró de nuevo a su amigo, quien a juzgar por el gesto de su rostro el comentario no parecía haberle hecho mucha gracia, y seguidamente le habló en su habitual tono calmado – La próxima vez vuelve un poco antes, Will. Estábamos muy preocupados.

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[info]burningstar
2013-03-09 08:28 pm UTC (link)
A pesar de que sabía que Jem había hecho el primer comentario en tono de broma, Will no pudo evitar sentir un nudo en el estómago al escuchar esas palabras. Siguió con la mirada puesta en él durante un momento, inmóvil y en silencio, observando como un ligero color había vuelto a las mejillas y labios de su parabatai, y también que su respiración volvía a ser estable. El estado inicial de preocupación que había sentido al llegar al cuarto se veía ahora reemplazado por enfado y remordimiento, lo que hizo que Will apartara la mirada de su amigo bruscamente. Agachó la cabeza y concentró la vista en sus puños que estaban apoyados firmemente en sus rodillas, y los cuales había cerrado apretándolos con fuerza por la rabia que sentía. Por como se odiaba a sí mismo en aquel momento.

— No pretendía que sucediese esto... Lo menos que quiero es hacerte daño y mira cómo has acabado por mi comportamiento...

El chico no supo muy bien si aquello había sonado a disculpa o como una reprimenda a sí mismo, pero la última frase salió de sus labios en tono despectivo, consciente de que él y no otra persona era el responsable directo del estado de Jem aquella noche. No podía echarle la culpa a ninguna batalla contra algún demonio o achacarlo a que era uno de esos peores días de la enfermedad que sucedían de cuando en cuando. Era única y exclusivamente cosa suya, y ese hecho lo hacía aún más doloroso.

Entonces cayó en la cuenta de un detalle en el cual no había reparado antes. No sólo estaba siendo egoísta por permitirse el acercarse a Jem y tratarle de manera diferente al resto, exponiéndole a las consecuencias de su maldición, sino que hoy también había conseguido que le diera una crisis debido a su estúpido comportamiento. Se preguntó si el incidente de esa noche era alguna especie de señal para advertirle que estaba consumiendo aún más la vida que le quedaba a su parabatai, si debía apartarse de él por su bien. Pero ¿cómo iba a hacer eso? Jem era lo más preciado que tenía, lo único que le había mantenido con vida durante el calvario que había pasado los últimos cinco años. ¿Cómo iba a seguir adelante sin él? Contuvo un suspiro apretando los labios y cerró los ojos con fuerza en un intento de disipar ese pensamiento de su mente. Quizá todo resultaría más sencillo si Jem estuviera enfadado con él en lugar de tener que apartarle sin motivo alguno como a los demás. Sintiendo que el corazón le bombeaba con más rápidez contra el pecho, deseó que fuera así, que Jem se hubiera hartado definitivamente de sus salidas nocturnas y de su (fingido) carácter despreocupado e inmaduro. Al fin y al cabo, era lo que se había ganado a pulso. Lo deseó con tantas fuerzas que incluso ignoró el último comentario de su amigo. Aquella noche más que nunca no merecía que nadie se preocupara por él.

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[info]steadyflame
2013-03-10 03:11 pm UTC (link)
Jem escudriñó el rostro de su amigo tratando de averiguar el efecto que habían tenido sus palabras en él, pero este difícilmente expresaba cómo se sentía. Quizá se debiera a su condición de parabatai que Jem normalmente era el que mejor sabía leer las emociones del chico, o tal vez porque era el único con el que Will se mostraba más vulnerable, aunque esto no siempre era así. Cuando su amigo habló por fin, Jem esbozó una leve sonrisa a pesar de que Will ya no le estaba mirando, y se incorporó un poco ahora que se sentía con más fuerzas, apoyando su espalda en la almohada.

– Siempre haces las cosas sin pensar en las consecuencias. – Respondió en un tono amable, muy alejado del que había utilizado su amigo para recriminarse a sí mismo, como si aquello en el fondo le enterneciera al ser algo característico de su personalidad – Pero no fue por ti, Will, aún no había tomado la medicina. Podría haberme pasado igualmente y lo sabes.

Aquello era cierto. Nunca había un motivo preciso por el que su enfermedad le afectara en mayor o menor grado, si bien la agitación física consumía más rápidamente su dosis de yin fen. Pero estaba completamente seguro de que la preocupación por dónde estaría Will no había conllevado en su totalidad a la recaída de aquella noche, sino que simplemente no había tomado su dosis con anterioridad. Observó a su amigo en silencio, la manera en la que este también permanecía sin decir nada y en como cerraba los ojos con fuerza, parecía que tuviera algún tipo de discusión o debate interno consigo mismo. A menudo pensaba que si eso que comentaba Jessamine de que ambos podían leer la mente del otro fuese cierto, le ahorraría muchos quebraderos de cabeza a la hora de entender a Will. La filosofía de Jem era simple, si Will no quería contarle las cosas que pasaban por su cabeza era debido a algún motivo que él consideraba correcto, y respetando la decisiones de su parabatai como lo hacía, no iba a preguntarle acerca de ello. Claro que aquello no quitaba el hecho de que Jem sintiera cierta impotencia al no poder ayudarle.

Contuvo un suspiro y ladeó la cabeza en un intento de captar mejor la expresión en el rostro de Will, y a pesar de que sabía de antemano que no iba a tener éxito con la pregunta que iba a formularle, volvió a hablar con su habitual tono de voz tranquilo y pausado.

– ¿Tú te encuentras bien?

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[info]burningstar
2013-03-10 08:39 pm UTC (link)
Tal y como había supuesto que pasaría, Jem no se mostró irritado ni molesto por su actitud, lo que hizo que la frustración de Will aumentara. No había caso en seguir tratando que su amigo se enfadase, y a fin de cuentas, no era lo que él realmente quería; deseaba no seguir exponiendo a Jem a su maldición aprovechándose de la bondad de éste, sí, pero al mismo tiempo no quería perder lo más preciado que tenía. Abrió los ojos cuando Jem le dijo que actuaba sin pensar en las consecuencias y giró el cuerpo hacia su amigo mirándole con cierta preocupación.

— Pero no cuando te involucran a ti. Si te pasara algo por mi culpa, yo...

Will fue incapaz de acabar aquella frase. Apretó los labios con fuerza y volvió a desviar la mirada, esta vez concentrándose en el anillo que llevaba en su dedo índice, el cual pertenecía a su familia, y empezó a juguetear distraída y nerviosamente con él dándole vueltas alrededor del dedo. Se forzó a no pensar en qué habría pasado si su mayor temor de encontrar a Jem sin vida por uno de sus ataques se hubiera hecho realidad esa noche, y peor aún, que él hubiese incitado a ello. Notó un sudor frío recorriéndole la espalda ante aquel simple pensamiento y se sintió mareado, tanto, que tuvo que apoyarse con una mano en la cama para no perder el equilibrio. Se aferró con fuerza a las sábanas haciendo lo posible por disipar aquella horrible visión de su mente. ¿Cómo iba a ser capaz de seguir adelante si él hubiese sido el causante de su muerte?

¿Cómo iba a ser capaz de seguir adelante tras su muerte, de todas formas?

Tragó saliva notando la aspereza de su garganta seca y volvió a concentrarse en el anillo, tratando una vez más de no pensar en ese tema. No respondió nada acerca de que su crisis fue a causa de no haber tomado la dosis en todo el día; Will sabía que por una parte era cierto que se debía a eso, pero si Jem no se hubiera agitado innecesariamente por su culpa no habría llegado a tal extremo. Decidió no llevarle la contraria nuevamente y cuando su parabatai le hizo aquella pregunta sacudió la cabeza, incrédulo. ¿Cómo podía preocuparle el cómo se encontraba después de haberle hecho eso? Siguió dando vueltas a su anillo –aumentando la velocidad– y ladeó una sonrisa irónica.

— Eres tú el que está en cama, James. — Tan pronto como aquella frase salió de sus labios se arrepintió de haberla dicho. Había sido un comentario cruel, incluso viniendo de él. Borró inmediatamente la sonrisa dejando escapar un suspiro, e incapaz de mirar a Jem volvió a hablar, lo que esta vez en un tono más débil que dejaba entrever lo avergonzado que estaba. — Sí, estoy bien, no te preocupes por mí

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[info]steadyflame
2013-03-11 09:07 am UTC (link)
Jem comprendió qué era lo que antes había percibido en la mirada de su parabatai aparte de preocupación: culpa. De verdad se sentía responsable de que él estuviese en ese estado y suponía que era por lo que estaba teniendo su pequeño conflicto interno. Pero parecía ir más allá del simple suceso de aquella noche, parecía ser una carga que hubiese soportado durante años y que por alguna razón hoy le estaba atormentado más que nunca. Jem se preguntó si tendría que ver con lo que le llevó a abandonar a su familia cuando tenía 12 años, con ese secreto que guardaba y que no quería compartir con nadie, ni siquiera con él. Suspiró para sus adentros y asintió despacio, como cavilando lo que Will había asegurado, aunque él era absolutamente consciente de aquello sin necesidad de que se lo dijese.

– Lo sé, William. Y también sé que serías la última persona responsable de que me sucediese algo. No le des más vueltas.

Estiró el brazo para poner su mano alrededor de la muñeca de Will en un intento de confortarle, de hacerle saber que más que nunca estaba ahí para él. Su amigo parecía encontrarle algo fascinante a la manera en que su anillo se deslizaba alrededor de su dedo cuando le daba vueltas, pero no había que ser demasiado listo para darae cuenta de que hacía aquello mientras tenía la mente en otro sitio. Jem observó al chico en silencio, el tener la cabeza gacha hacía que los rizos le cayesen a la altura de los ojos, los cuales tenían un círculo color oscuro bajo ellos, signo de que hacía varias noches que no descansaba. Su expresión iba variando según lo hacían sus pensamientos, supuso, y no pudo evitar sentir una punzada de lástima en su pecho al imaginar qué le estaba torturando de aquella manera. Tal y como había imaginado, Will esquivó su pregunta a la manera Herondale, a la defensiva y con su característica falta de tacto, pero lejos de molestarse por aquel comentario, Jem simplemente apretó los labios en una sonrisa paciente y dio un asentimiento muy convencido.

– Y es una cama muy cómoda, si me permites el comentario. – Dijo colocando ambas manos en su regazo para seguidamente hablar en un tono algo más serio – Sabes que lo mío no es nada nuevo, en cambio, tú tienes mal aspecto y eso es raro en ti. Es evidente que has pasado varias noches sin dormir, y hoy además has discutido con Tessa...

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