Mentiría si dijese que su primer beso no me cogió de imprevisto, lo cual me llevó varios minutos reaccionar, y cuando por fin lo hice volvió a besarme. Me quedé mirándola sin saber qué hacer, aunque ella ya había cambiado de tema y había vuelto a tomar mis labios para entablar conversaciones a su bola. En realidad no sabía qué significaban esos besos, si yo le gustaba o si hacía aquello con todo el mundo. Decidí no darle mayor importancia, sino hacer como ella y tomarme el asunto con normalidad por el momento.
Cuando mencionó que no tenía imaginación recordé que hacía un rato había abierto una botella de agua tirando el cierre al suelo, así que estire la mano hacia donde recordaba que debía estar y palpé el suelo hasta encontrarlo, lo cogí y cerrándolo un poco para que quedara perfectamente circular me incorporé con cuidado de no hacer daño a Blair y me aclaré la garganta.
- Aquí tienes un adelanto hasta que pueda conseguirte el pedrusco de diamantes, ¿vale? - tras decir esto tomé su mano y le puse el improvisado anillo en el dedo anular, sonriéndole orgulloso, aunque luego fruncí el ceño para retomar la conversación anterior - Oye, ¿pero y si al final no vas al cielo y me como todos esos hilachos para nada? Yo no sé si te habrás portado mal alguna vez...
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