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Cuando dijo lo de los súbditos solté una carcajada mayor consiguiendo que terminara tapándome la boca y cerrara los ojos hasta que se me pasara un poco, al volver a abrirlos y que dijera lo del cielo me quedé mirándolo durante un momento, sonreí y le miré a los labios, Zach era el único chico que me trataba de esta manera, que me seguía el rollo y que o no era tímido o no era un imbécil, y eso me encantaba, a pesar de que sólo lo conocía de una vez ya podía decir que me gustaba.. y creo que mucho.

Miré al cielo y alzando el puño lo moví amenazante frunciendo el ceño y poniendo morritos, como si estuviera maldiciéndolo por gustarle los hilachos.

- Pues me da que el cielo se va a quedar sin probarme.- comenté luego haciéndome la Divina mientras le giraba la cara a las nubes y volvía a mirar a Zach.- cuando tu estés en el, dentro de mucho tiempo, por favor, cómete todos esos hilachos para que yo pueda subir tranquila.- comenté abrazándome a el y esta vez si dándole un beso en la boca.

Me quedé como si no hubiera pasado nada fuera de lo normal y recostándome encima de el volví a cogerle los labios.

- Quieres casarte conmigo?.- dije moviéndoselos de nuevo.- Claro que si me encantaría oh mi bello protector de hilachos.- respondí yo haciendo como que me ponía la otra mano en el pecho y miraba hacía arriba, como si de una dama me tratara.

Le besé nuevamente en los labios y colocándome de nuevo para mirar las nubes alcé mi mano y la miré.

- Intentaré pensar que es un gran diamante pero la verdad es que carezco de imaginación.- dije ladeando la cabeza y frunciendo el ceño, haciendo como que me costaba imaginar que tenía un anillo.