No sabía que hora era con exactitud, pero de lo que estaba segura es de que tenía que ser bastante temprano, porque todo el mundo seguía durmiendo. Sonreí con total tranquilidad al observar que todo estaba tranquilo y me puse en pie, con la mayor delicadeza posible para intentar no alarmar a nadie. Agarré la pequeña mochila que había dejado preparada la noche con algunas botellas de agua dentro, aunque no tenía apenas comida... Pero eso no me preocupaba, al fin y al cabo estábamos en un centro comercial y en el supermercado habría de sobra, me guardaría algo antes de salir. Empecé a andar muy despacio haciendo el menor ruido posible hasta la puerta de la sala. Solté un suspiro de alivia al cruzar la puerta y comencé a caminar a paso normal, acomodándome un poco mejor la mochila. Bien, lo peor creo que ya lo había superado, ¿no? Lo de salir de la sala sin que nadie me viera ni me dijera nada parecía lo más difícil de todo, ahora lo único que tenía que hacer era ir a una tienda, conseguir algo de comida y salir afuera a buscar algún seguro, encontrarlo y volver para avisar a Griffin y a Trish para irnos allí. No iba a dejar que les pasara nada, y estaba segura de que estando aquí y con esta gente algo nos iba a ocurrir tarde o temprano, no me transmitían una buena sensación y era más que evidente de que no me fiaba de ellos ni un pelo. Pulsé el botón para que el ascensor subiera, total, así me ahorraba tener que bajar varios pisos por las escaleras. En el momento en que se abrieron las puertas me dispuse a entrar, pero antes de hacerlo me quedé totalmente paralizada, pues ahí dentro había dos de aquellos bichos que debieron de quedarse encerrados dentro o a saber. Solté de golpe la mochila que llevaba en la mano y comencé a gritar, casi como un acto reflejo y con la máxima potencia imaginable. No tenía nada con lo que defenderme y aquellos bichos empezaban a acercarse cada vez más hacia mi, no tenía ni idea de lo que hacer y notaba como me costaba respirar de los nervios de aquella situación, y eso sumado al ataque de asma que me estaba empezando a dar por el estrés no podía terminar nada bien. Corrí como pude hacia donde vi un extintor e intenté cogerlo para usarlo contra ellos, pero no fui capaz y del poco aire que tenía caí al suelo quedando tumbada, usando todas mis fuerzas por respirar aunque se me hiciera difícil. Ahora la única opción que tenía era que aquellos bichos se evaporaran, se mataran entre ellos o algo parecido.
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